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María Inmaculada Gortázar

LA LLEGADA DE UN NUEVO MIEMBRO A UN GRUPO O A UNA FAMILIA

Cuando formamos un grupo y llega alguien nuevo, produce siempre un cambio de menor o mayor tamaño no solo en las personas que ya forman el grupo sino también en el contexto.

Cómo vive el grupo la llegada de éste nuevo miembro?

Si se trata de una familia, por ejemplo, la llegada de un nuevo hermanito se vive con ilusión, incertidumbre, cierto miedo por cómo reaccionarán los otros hijos o si serán buenos padres o no, excitación, agobio por todo lo que ello conlleva en el entorno, etc. Si es un grupo de amigos y alguien se incorpora, se vive con curiosidad, ilusión y expectación sobre todo. En general, la incorporación de alguien nuevo suele causar sensaciones positivas en el resto del grupo al menos al principio y hasta que se acostumbran a la presencia de esa persona donde las emociones van más encaminadas a las propias características de esa persona y no a su llegada como tal.

Cómo debe hacerse la acogida?

Todos hemos sido nuevos en algo alguna vez y todos nos hemos sentido nerviosos y raros en cierto modo por llegar al nuevo grupo. Por tanto, es bueno que esa persona se sienta confortada, que sienta que los demás tienen cierta curiosidad por ella y por lo que puede ofrecer al grupo ya existente. Tanto el que entra como los que ya estaban, tienen que respetar el espacio y el tiempo del otro sin invadirse porque eso es algo que se hace poco a poco.

Por ejemplo, en una familia, qué ocurre si ya hay otros niños antes de que llegue el nuevo?

Cuando viene un nuevo bebé en camino y ya hay otros niños en la familia, hay que tener en cuenta que es fácil que puedan desarrollar los celos por el nuevo hermano llegando a mostrar poco afecto o hasta odiarle. Se ponen más irascibles y rebeldes, llaman la atención haciendo cosas inadecuadas que hacen enfadar a sus padres y si el bebé ya ha nacido, pueden hasta tratarle mal por haber ocupado el centro de la atención de los padres y familiares.

Cómo podemos evitar éstos celos?

Evitarlos quizás es menos posible, pero hacer que sean menos intensos sí es posible. Se aconseja:

  • Desde que la madre está embarazada, hacer partícipes a los otros hermanos del proceso de embarazo, invitarles a tocar la tripita, cantarle y contar con él en la felicidad de todos los cambios que se producen durante éste proceso.
  • Es importante antes de que nazca el bebé, explicarle a sus hermanos que va a nacer, explicarles cómo va a ser, lo importante que va a ser que sus hermanitos también le cuiden, lo mucho que les va a querer y necesitar, etc. Anticipar su venida para evitar que sea un choque fuerte para ellos.
  • Hacerles partícipes de todo lo que hay que hacer para la llegada del nuevo miembro, pedirle que ayude a elegir la cuna, la ropa y los accesorios necesarios, etc, es decir, compartir la ilusión de ésta nueva llegada.
  • Cuando el bebé ya ha nacido, no olvidarse de reforzar las cosas que hacen los anteriores, cuando se portan bien, cuando hacen sus cosas bien, todas aquellas cosas que ya se reforzaban antes de que naciera el nuevo bebé.
  • Tratar de sacar algo de tiempo para pasarlo con los hermanitos, dejando al bebé con el padre o la madre para poderse repartir así un poco las responsabilidades y el tiempo y que los hermanitos no sientan que sus padres les dejan de lado por cuidar al hermano nuevo.
  • Ayudar a participar a los hermanos en las actividades de atención al nuevo niño, bañarle, acunarle, que le vean, le toquen, estén con él de modo que puedan sentirse útiles haciéndoles ver que el nuevo bebé también necesita que sus hermanitos le quieran.
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